
23
Febrero
Actividades fisicas para prevenir dolores en la tercera edad
No cabe la menor duda de que realizar una actividad física regularmente es beneficioso para la salud. Estos beneficios, tanto físicos como mentales, se ponen de manifiesto en la inmensa mayoría de las personas, cuanto más en las personas mayores.
Aquellos que han tenido el hábito de hacer ejercicio, de mantenerse activos, llegan a la tercera edad con un alto grado de autonomía, lo que les permite permanecer durante un largo periodo de tiempo sin la necesidad de estar asistidos, es decir, seguir siendo independientes.
La actividad física se manifiesta en multitud de formas
El significado de esta afirmación no es otro que confirmar que son muchas las maneras de realizarla. Caminar a buen ritmo, atender un pequeño huerto, pasear con el perro o subir las escaleras de casa, son algunos ejemplos de este tipo de actividades tan interesantes para la salud. La capacidad de cada uno y su estado físico pondrán los límites a los que nunca se debe llegar.

Actividad física y ejercicio físico. ¿Es lo mismo?
Parecen igual pero no son lo mismo. Desde luego presentan más similitudes que diferencias, entre la que podemos destacar una, principalmente. Mientras la actividad física se refiere a movimientos voluntarios con un objetivo, pasear con la mascota o mantener un jardín a diario, como ya hemos comentado, el ejercicio físico vendría a ser esa misma actividad, pero con una planificación previa y con una serie de repeticiones estructuradas. No sería del todo incorrecto calificarlo como tener por delante una Tabla de gimnasia. Seguro que muchos mayores asimilan rápidamente este concepto que nos parece, a muchos de nosotros, un poco vintage.

¿Uno u otra?
En la opinión de los expertos, ejercicio y actividad física son complementarios y recomendables. De nada sirve realizar una maravillosa clase de Taichí, por ejemplo, de una hora, si después, durante el día, la persona no realiza actividad física ninguna, camina poco o nada, coge ascensores pudiendo no usarlos y se pasa el día sentando frente al televisor.
La actividad física cura
Es una certeza. El impacto de la actividad física en su conjunto, en la salud de las personas mayores, aporta tanto como el uso de muchos medicamentos, con la maravillosa evidencia de que no hay efectos secundarios y es de lo más económico.
Sugerimos algunas actividades para evitar los efectos de determinadas dolencias que sufren nuestros mayores.
Dolencias y actividades preventivas
Muchas personas, durante la tercera edad, arrastran problemas de artrosis, artritis, osteoporosis o dolores en huesos y articulaciones que los limita en gran medida. En muchos casos, sufren de sobrepeso debido también a la falta de actividad metabólica a causa de un día a día sedentario, por lo que el incremento en el sufrimiento de las dolencias anteriores se hace, a veces, insoportable
1.- Fortalecimiento muscular.
Los músculos son un soporte indispensable para el esqueleto. Un buen tono muscular evita el desgaste excesivo de las articulaciones, responsable de dolores y molestias que pueden terminar por convertirse en crónicas.

El principal enemigo es el sedentarismo, causante en muchos casos, de la pérdida de masa muscular. Paseos a buen ritmo y sin pausas excesivas es una estupenda actividad física para prevenir los dolores en la tercera edad.
También establecer ejercicios con rutinas de repetición con el objetivo de reforzar la musculatura y sanear las articulaciones. Importante no hacerlas aburridas, que sean estimulantes, progresivas y constantes en el tiempo. Para ello, mientras se realizan, se puede ir enseñando que músculos se están ejercitando, como parte de un aprendizaje con movimiento, que mantenga a nuestros mayores interesados y proactivos.
2.-Dolores producto de inflamaciones.
Aquí las actividades deberían dirigirse en otro sentido, más en la línea de los estiramientos y movimientos que favorezcan el tono muscular pero suaves y poco agresivos, de bajo impacto. Procurar enseñarles a corregir posturas, a reeducar dentro de lo posible el cuerpo mediante rutinas que puedan llevarles a conocer aquellos lugares en donde el dolor es más intenso y controlarlo por medio la meditación y la respiración.
3.-La espalda y los hombros. Puntos de dolor.
Las personas que llegan a la tercera edad si haber realizado actividad física habitual son mucho más propensas a tener dolores de espalda y lesiones en cuello y hombros. Son los lugares en los que más se manifiesta la carga del propio cuerpo y de los que más se abusa por ser centros por los que pasan el movimiento y la capacidad de carga.
Una buena musculatura en la zona lumbar reduce los trastornos de lumbalgias y ciáticas. También la educación postural les ayudará evitar posiciones nocivas. Un Pilates adaptado a mayores o un yoga conducido por especialistas, mejorará sin dudar, su día a día.

4.- Otras actividades físicas recomendables para prevenir dolores en la tercera edad.
Ejercicio y entretenimiento es la mejor receta. El baile es una magnífica actividad. Movimientos que favorecen la coordinación, estimulan el conjunto musculo-esquelético, y aporta un estímulo a la memoria y al sentido del equilibrio que es fenomenal para evitar caídas.

Actividades de poco impacto, dentro del agua, como el aguagim o la natación orientada a la tercera edad, son ideales para el mantenimiento y tratamiento de dolencias que remiten, sin duda, por el aporte que la actividad física supone para mente y cuerpo.