
04
Sept
10 cosas a tener en cuenta en una residencia de Mayores
El hogar y la familia es el entorno adecuado para envejecer. Pero hay numerosas circunstancias relacionadas con la salud mental y física del mayor que hacen del todo imposible mantener esta situación. Elegir el lugar más idóneo para el familiar que necesita mayor atención y cuidados, es una decisión que se debe meditar, ya que, en cierta medida, afectará a todos.
El bienestar y la seguridad de la persona que vaya a residir en un centro, debe primar por encima de todo. Dependiendo de los servicios y pautas de cuidados que ofrezcan las diferentes residencias, se acomodarán mejor a unos casos que a otros, con lo que esto nos lleva a atender a una serie de aspectos fundamentales que queremos resumir en estas 10 cosas a tener en cuenta en una residencia de mayores a la hora de elegirla.
No todo está relacionado con el precio. La localización, la asistencia, la tranquilidad y la atención al residente están entre los factores que la inmensa mayoría de los usuarios observan antes de decidirse.
1.- Servicios

Importante es valorarlos en función del grado de dependencia o patologías que presente el mayor. Y no solamente pensar en los servicios que conciernen al aspecto médico o sociosanitario, sino también a aquellos que complementen su rutina y su día a día. Un ejemplo sería acceso a Internet, biblioteca, jardín, gimnasio o una sala de estar o juegos de mesa y actividades donde relacionarse con otros residentes.
Nuestro consejo es visitar el lugar preseleccionado para ver de qué modo se ajusta a las necesidades de la persona que va a trasladarse allí, si cuadra con su situación de mayor o menor autonomía y de su habitual manera de relacionarse.
2.-Instalaciones.

De la mano de lo anterior es aconsejable conocerlas, fijándonos en detalles como la amplitud de los espacios y pasillos, la iluminación, y elementos de ayuda, como barandillas y ausencia de barreras arquitectónicas. Es un detalle a tener en cuenta el ambiente y el olor. Enseguida nos pondrá en guardia ya que es uno de los primeros síntomas que de que las cosas no se hacen bien y las personas están descuidadas en el aseo más imprescindible.
3.- Las comunicaciones y horarios.

Los accesos demasiado férreos, inflexibles y controlados en exceso pueden hacernos sospechar que se oculta algo a los ojos de los de fuera. Dentro de una lógica, como horarios razonables y respeto por el descanso del personal, la disponibilidad del centro y sus equipos debe ser la máxima posible, tanto para visitas de familiares como para consultas e información sobre incidencias o problemas con el residente.
La comunicación abierta y rápida es un factor muy a tener en cuenta a la hora de decidirnos por uno u otro centro, y debe ser en ambos sentidos, por nuestra parte para preguntar y por parte de los profesionales para informar. Es cierto, estamos hablando de una cuestión de transparencia.
4.- Alimentación.

Es importante constatar el equilibrio de la alimentación y la posible personalización de acuerdo a las patologías de la persona. Menús saludables, realizados por profesionales de la nutrición y especialistas geriátricos que se preocupen por lo más importante pero también por la calidad, el sabor y los gustos diversos, así como por las dificultades de cada uno a la hora de comer.
Se entiende que no podemos pretender que atiendan a la carta, pero sí, dentro de una medida, que son detalles a tener en cuenta ya que benefician la adaptación y la tranquilidad de la persona que va a pasar allí una parte importante de su vida.
5.-Actividades.

De vital importancia. La salud mental, la presencia de ánimo y la autoestima se deben cuidar tanto o más que el cuerpo. Es indispensable que las personas interactúen, se relacionen, y para ello, los profesionales del centro deben tener una programación completa y un buen calendario para este tipo de actividades que se ajusten a las diferentes situaciones. Gimnasia, talleres, actividades de estimulación y mantenimiento cognitivo y corporal deben formar parte de la rutina de la residencia que elijamos.
6.-Pequeña personalización.

Es otro detalle a tener presente, la posibilidad de que la persona pueda llevar consigo algunos enseres que le hagan sentir más a gusto, algún mueble, libros, fotos y objetos que terminen configurando su espacio privado en un nuevo hogar.
7.-Equipo visible.
Si decide hacer una visita a un determinado centro o residencia, le aconsejamos que se fije en el personal que en ese momento está ejerciendo sus funciones. Mire como atienden a las personas, como se comunican con ellas y su expresión corporal. Son indicios inconfundibles en un sentido positivo o negativo dependiendo de lo que se perciba. Valore si son suficientes a primera vista relacionándolos con el número de residentes que es capaz de ver en una determinada estancia.
8.-Trato y respeto.

El respeto, el trato atento, paciente y amable deben formar parte de la valoración que se haga de la residencia a elegir. Amabilidad sin excesos y siempre respeto por su situación personal y por su privacidad cuando corresponda.
9.-Asunto de familia.
Es muy aconsejable visitar la residencia acompañado por algún otro familiar o amigo cercano. Habrá un intercambio de impresiones y muchos detalles quedarán fijados mejor en cuatro retinas que en dos. El permiso para ello, es un indicativo de que la residencia abre sus puertas sin recelo alguno.
10.-Elija el modelo.
No solo el lugar. Compruebe, consulte y decida en función de las necesidades de la persona y de la situación familiar. Hay veces que no es necesario un ingreso completo. Bastaría con una atención diaria o temporal. Si es posible, llegue a un consenso con la persona interesada, que sienta que es una situación no deseada por nadie, que no se sienta algo o alguien al que se va a abandonar, sino todo va dirigido a mejorar su calidad de vida.